En apenas una década, el streaming se ha convertido en una de las principales fuentes de entretenimiento, especialmente entre los más jóvenes. Ver directos en internet ha influenciado profundamente no solo la cultura gaming (donde los juegos se ven, además de jugarse), sino el cómo disfrutamos de la cultura y el entretenimiento. Estos cambios, además, han propiciado la aparición de nuevas figuras de referencia con millones de seguidores en todo el mundo.
Si echamos la vista atrás hace unos años, los influencers pertenecían a las artes, el deporte, los espectáculos… Pero con la llegada de internet y de las redes sociales ha aparecido una nueva generación de creadores de contenido que conectan con los gustos de sus audiencias de una forma mucho más directa, ya sean videojuegos, música, arte e incluso información política y deportiva.
En el caso del streaming, además, nunca los creadores de contenido habían estado tan cerca de sus fans, formando comunidades únicas de miles de personas que pueden interactuar con su streamer favorito. En estas comunidades se fomenta una relación de diálogo dinámica e improvisada, dando lugar a un microcosmos lleno de diversidad y entretenimiento. Además, estas comunidades y sus influencers están conectadas entre ellas, colaboran en eventos aún más grandes, crean contenido todos juntos y permiten dar a conocer a nuevos creadores de contenido.
Y aquí es donde vemos cómo se produce una fusión entre los formatos tradicionales y estos nuevos formatos de entretenimiento. La síntesis de dos mundos a priori diferentes. Cada vez hay menos jóvenes que ven la televisión, en favor de plataformas de vídeo digitales, que les proporcionan un contenido mucho más dinámico y acorde con sus gustos. El streaming ha originado una renovación de formatos clásicos como la celebración de las tradicionales campanadas, veladas de boxeo amateur con conciertos con artistas de primera línea, la reinvención del fútbol… De igual manera, las estrellas de estas plataformas digitales han dado el salto a la televisión, presentando concursos o participando en ellos.
El streaming incluso ha afectado al idioma. Internet no entiende del océano que separa España y América Latina y los creadores de contenido de habla hispana tienen comunidades internacionales ricas y diversas, y el español ha convergido. Los jóvenes en España emplean palabras como pana, fachero, boludo o mamadísimo de forma habitual, expresiones que solían tener mucha más presencia en países de Latinoamérica, y eso ha eliminado barreras entre ambos continentes.
Las plataformas de streaming no son solo un lugar donde ver jugar a videojuegos. Es una nueva forma de entretenimiento al alcance de todo el mundo y disfrutable por todo el mundo. Y los cambios que ha traído, los cambios que sigue trayendo, han venido para quedarse.